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El galvanizado en caliente como proceso es simple, pero los procedimientos metalúrgicos durante el proceso son muy complejos. En el galvanizado en caliente, las piezas de acero se sumergen en zinc fundido. La reacción térmica entre el hierro y el zinc produce una capa de zinc sólido que se adhiere permanentemente al material base y protege al acero de la corrosión, por ejemplo, en los mástiles de elevación, los guardarrails o las piezas de construcción.
El requisito para este proceso es una superficie de acero metálicamente pura. Las piezas a galvanizar se desengrasan y se decapan antes de sumergirlas en el zinc fundido. En este proceso, que dura solo unos pocos minutos, el zinc y el acero reaccionan a una temperatura de 450 °C: se forma la aleación que se adhiere fuertemente.
Las capas de zinc pueden tener entre 50 y 300 µm. La resistencia de la pieza de trabajo tratada es función del espesor de la capa, así como del espesor del material, el estado de la superficie, la temperatura y el tiempo de permanencia en el baño de zinc. El galvanizado en caliente garantiza la máxima protección contra la corrosión.
